martes, 30 de octubre de 2018

Para celebrar halloween tranquilo/a como un americano

Hace unos cuantos años atrás, con mi amiga Yasmin, Cristian, Víctor, Rolo y de atrás Carlos emprendimos la tarea de acercarnos a las tradiciones culturales del pueblo colla. Se trataba de hacer un pequeño documental destinado a escuelas y liceos mayoritariamente de la provincia de Chañaral y una guía que le entregara a los profesores de los diversos cursos el material pedagógico necesario para  que  incluyera este conocimiento dentro de los diversos planes y programas. 
Este trabajo fue un linda aventura. En la Quebrada de Agua Dulce, en la precordillera de la comuna de Diego de Almagro estuvimos un día de esos con la matriarca, Basilia Escalante. Ella dirigió a una de sus hijas y a sus nietos indicándoles el lugar exacto donde debían instalar cada palo, amarrarlo y luego tirar las lanas para armar el telar. Un tejido que demoraría días, donde ella decía que no recordaba palabras de la lengua original de lo collas, pero nombraba cada cosa de una manera que no era castellano. Términos que deberé forzar más mi memoria para volver a recordar. También decía que antes los collas se vestían con lana pura y ahora toda la ropa era de plástico.
Una de las tragedias de este pueblo que históricamente ha sido trashumante, es que durante la dictadura los obligaron a bajar de la cordillera e ir a vivir a las ciudades, forzadamente radicarse en un lugar y olvidar las veranadas e invernadas, los refugios en piedra que cada familia iba usando según sus necesidades, la tierra sin pertenencia, el agua sin encierros, el dormir mirando las estrellas gran parte del tiempo, bajo cueros de cabras o de ovejas. Temieron de su conocimiento de la cordillera, de los pasos para traspasarla, de los extensos territorios que transitaban dejándolos libres para la explotación minera.
Pero no iba a eso. Mi punto es que Basilia frente a las preguntas de qué ritos realizaban, contó que algunas veces en el año se reunían las familias. Que su hermana, Damiana,  había sido una difusora de sus costumbres, y que por estas fechas, entre el uno y dos de noviembre arreglaban una mesa con comidas y alcohol, flores, pompones de lana y la dejaban para los ancestros que vendrían a visitarlos durante la noche. Con las grandes familias reunidas.
Una costumbre que el pueblo colla nunca ha mostrado abiertamente, de hecho esa vez hasta manifestaron algo de preocupación porque apareció esta costumbre en la grabación. Entendemos que se hayan protegido en medio de un mundo que ha sido muy poco respetuoso de las tradiciones ancestrales y más bien interesado en tildar de "pagano" o incluso otros adjetivos más estigmatizadores para el absolutismo cristiano que ha predominado durante siglos en la sociedad chilena. A veces con mayor rigor en los pueblos chicos.
La cosa es que en la gran mayoría de los pueblos americanos originarios existe esta tradición, esta idea de que durante el 1 y 2 de noviembre, se abre una puerta desde donde el alma puede viajar a visitar a sus seres queridos o a los lugares que amaba. En Bolivia, Perú y por cierto en México, con otras particularidades también se conserva esta costumbre, que la película Coco hizo más conocida aún. Tanto que mi hija incluso la vio en una clase de religión, en su escuela, lo que o habla muy bien de su profesora o es una muestra que el cristianismo está más tolerante con la coexistencia cultural de raíz americana.
Así que cuando alguien hable en contra de halloween, podríamos reconocer que hay algo de cultura extranjera, europea, celta que sobrevivió sobre la cristiana, pero también que está el origen americano. Ese de las culturas ancestrales que reconocen la posibilidad de encontrarse con sus muertos porque la vida no acaba con la muerte.


Aquí pueden ver algo del resultado de ese trabajo:
https://www.youtube.com/watch?v=vCVczzBZel4

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