"El periodismo intenta contar realidades complejas. El reduccionismo, el apuro y los textos cada vez más cortos hacen que esas realidades, reflejadas en espejos urgentes y enanos, se deformen: sean algo parecido a la realidad, pero no la realidad. No sé cómo empezó, pero fue una gran idea: la tan ansiada aniquilación de la prensa no llegó desde afuera, sino desde su corazón, su hígado. La frustración envenena el ánimo, mina el entusiasmo, convierte a periodistas serios en publicadores hastiados. El antídoto está, como el veneno, en nosotros mismos. Es una batalla de cazadores solitarios y tenemos todas las garantías de perderla. Pero hay batallas que se pelean aunque estén perdidas. Sobre todo cuando están perdidas."
Leila Guerreiro.
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