martes, 1 de febrero de 2022

Solo dos causas por agresiones a periodistas lograron ser formalizadas en más de dos años de investigaciones

Hasta ahora el INDH sólo interpuso sesenta querellas y al menos una de ellas fue cerrada por el Ministerio Público sin resultados. Muchos de los ataques o actos de censura a la prensa permanecen sin denunciar, coinciden en señalar el Observatorio por el Derecho a la Comunicación y el Colegio de Periodistas.



Por Pamela Vásquez, Jessica Acuña y Marcel Gaete.

 


A 25 meses del estallido social, sólo dos causas por agresiones a periodistas lograron formalizar a los agentes del Estado responsables de las mismas, permaneciendo decenas de ellas sin avances y con la posibilidad de ser cerradas, como ya ocurrió en al menos una de las sesenta querellas interpuestas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos en este ámbito.

Uno de los casos emblemáticos es el de la agresión a dos[JAN1]  mujeres periodistas en Arica, quienes fueron obligadas a desnudarse en un recinto policial. En este caso, el 15 de septiembre 2021 se realizó la formalización de cargos contra la carabinera Francisca Benavides Vera, imputada del delito de abuso contra particulares, en el caso de detención injustificada, cometidos el 23 de octubre del 2019.

En una declaración pública sobre el caso, el Colegio de Periodistas destacó que, a más de un año de la denuncia, las dos colegas que fueron obligadas a desnudarse y víctimas de actos vejatorios contra su dignidad e integridad personal, fueron citadas para la constatación de lesiones. 

“De acuerdo con la normativa chilena, en el caso de transitar en horario de toque de queda en un estado de excepción constitucional, no procede la detención y traslado a una comisaría, sino que una multa por dicha falta”, ahondó el colectivo profesional. 

Pero para estos tres colegas la situación fue muy distinta. La periodista Estefani Carrasco, acompañaba a su amiga Patricia Torres a un caceroleo, y luego en su retorno a su hogar, al filo del toque de queda, una patrulla de carabineros les hizo un control de identidad, y pese a mostrar las credenciales de periodistas, las llevó detenidas, junto a Angelo, un colega de ellas.

En la comisaría, a las dos periodistas las apartaron y obligaron a desnudarse, para ser revisadas, un acto ilegal según la propia norma de Carabineros. Al cabo de un par de horas, les dejaron en libertad.

“Me quedé varios días sin saber qué hacer, y no realicé la denuncia de manera inmediata, y luego me armé de ánimo y decidimos hacerla junto a mi colega, para que no volviera a pasarle a otras personas o periodistas”, recuerda Estefani, redactora entonces del diario La Estrella de Arica

“Yo -prosigue la periodista- tuve un cambio en mis hábitos, y si bien seguí trabajando por un tiempo, no era lo mismo. De hecho, tuve que acudir a ayuda psicológica y hace algunos meses, estoy moviéndome en viajes por países cercanos”.

Estos hechos, a juicio de las querellantes, constituye tortura, según los cánones de la Convención Interamericana para prevenir y sancionar este tipo de delitos. “Se está frente a un acto de tortura cuando el maltrato cumple con los siguientes requisitos: i) es intencional; ii) causa severos sufrimientos físicos o mentales, y iii) se comete con determinado fin o propósito”, señala ese texto.


El Protocolo de Estambul, manual elaborado por Naciones Unidas para guiar la investigación y documentación efectivas de la tortura, y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, señala que “la tortura sexual empieza por la desnudez forzada, que en muchos países es un factor constante en las situaciones de tortura”.

“La persona -detalla este manual- nunca es tan vulnerable como cuando se encuentra desnuda y desvalida. La desnudez aumenta el terror sicológico de todos los aspectos de la tortura pues abre siempre la posibilidad de malos tratos, violación o sodomía. Además, las amenazas verbales, los insultos y las burlas sexuales forman parte de la tortura sexual pues incrementan la humillación y sus aspectos degradantes, todo lo cual forma parte del procedimiento”.

Otro elemento que arguye la querella es la discriminación de género, tratándose de mujeres. Es decir, el Estado tiene legalmente una obligación reforzada en orden a condenar a los responsables de la violencia y evitar así la repetición de los hechos.

60 CAUSAS

Por cierto, la causa de Arica es una de las sesenta querellas que el Instituto Nacional de Derechos Humanos, INDH, interpuso en todo el país contra quienes resulten responsables de agresiones a la prensa, ya sea periodistas, comunicadores sociales, fotógrafos y comunicadores audiovisuales, en el marco de las movilizaciones ocurridas desde octubre de 2019.

Durante el estallido, funcionarios del INDH se dieron la tarea de recorrer hospitales y comisarías, recoger denuncias, al mismo tiempo que observaron las manifestaciones con especial atención a las violaciones a derechos humanos que ocurrían contra quienes protestaban. Posteriormente, entabló 3.110 querellas por el actuar de agentes del Estado.

En el caso de la prensa, el INDH no hizo una distinción al recoger las denuncias, pero al comenzar el análisis para realizar las acciones legales sí empezaron a identificarlas y agruparlas en lo que categorizaron como grupo de afiliación.

Una situación similar ocurre en la Fiscalía, donde no hay una cifra conocida de causas respecto a comunicadores agredidos. Respondiendo la solicitud por Ley de Transparencia que interpusimos, informó que esta información no está desagregada. Respecto a las querellas del INDH por los periodistas “no se encuentra disponible o desagregada en el Sistema de Apoyo a Fiscales (SAF), que es el principal repositorio de información del Ministerio Público”.

 

Además, la Fiscalía señaló que en los boletines estadísticos están los informes trimestrales, semestrales y anuales; y cuyos antecedentes provienen del Sistema de Apoyo a los Fiscales (SAF). Sin embargo, en esos reportes tampoco se da cuenta de información cuantificada de las agresiones a periodistas durante el estallido social.

En ese marco, el Observatorio por el Derecho a la Comunicación, en base a denuncias de comunicadores, elaboró un informe en el que estableció que entre octubre de 2019 y marzo de 2020 un total de ciento treinta y tres integrantes de la prensa fueron agredidos por agentes estatales. Además, otros noventa y seis sufrieron detenciones arbitrarias.

Pero en esta entidad saben que este es un subregistro. Que las agresiones a la prensa fueron muchas más.

“Esta situación se debe principalmente a dos razones: porque la violencia policial contra comunicadores/as independientes, comunitarios/as y alternativos/as ya se encuentra de cierta manera naturalizada por parte de las víctimas, así como también por la generalizada desconfianza por parte de los y las comunicadoras independientes hacia instituciones tales como el Poder Judicial, el Ministerio Público, las Fuerzas de Orden y Seguridad y el Gobierno”, según el Informe 2020 de la Libertad de Expresión en Chile elaborado por el Observatorio del Derecho a la Comunicación, la Fundación Datos Protegidos y el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.

 

NATURALIZACIÓN

Paola Dragnic es corresponsal de Telesur. Su trabajo tuvo especial difusión en redes sociales durante los meses del estallido, mostrando en vivo las protestas como también las agresiones a manifestantes.

Durante los primeros días, luego de un breve descanso para alimentarse, mientras se dirigían al lugar de las manifestaciones “siento un impacto en una parte de mi cara, traté de seguir en el lugar y muchos de los jóvenes me decían, señorita tiene feo el ojo, o tiene que curarse con algo, y después de varios minutos accedí a que lo hicieran la gente de las brigadas, mi cámara seguía grabando afortunadamente, pero no quise ir a la posta u hospital, además que podía perder mucho tiempo y quería seguir trabajando”.

Así, como el testimonio de Paola, hay muchos entre los comunicadores y periodistas, que no llegaron a concretar la denuncia o querella. La reportera no tuvo pérdida de visión, pero sí se redujo levemente el tamaño de la retina en uno de sus ojos.

“Los periodistas y comunicadores naturalizaron prácticas que vulneraban la libertad de expresión y acceso a la información. Pudimos ver el uso indiscriminado de gas pimienta, el lanzamiento de agua del guanaco de manera directa a los camarógrafos”, sopesa al respecto el presidente del Colegio de Periodistas, Danilo Ahumada.

El tema tampoco es parte de los debates permanentes en los informes anuales del INDH, institución que tiene como obligación legal monitorear la situación nacional de derechos humanos en el país, elaborando recomendaciones al Estado. De hecho, sólo el reporte de 2012 ahondó en la materia, señalando que “existe una directa relación entre democracia, derechos humanos y medios de comunicación social”, citando estándares internacionales.

Esta situación es visible también en los enfoques jurídicos que sostienen las propias querellas del INDH, relativas a agresiones a la prensa. En su gran mayoría, según la revisión efectuada, éstas se centran en relatar los hechos y luego argumentar jurídicamente los diferentes tipos de agresiones sufridas por periodistas y comunicadores, los que van desde fracturas expuestas, golpes, disparos con armas de fuego, desnudamientos, ataques con carros lanza agua y gases químicos. Casi todas tienen un elemento común: la presencia de tortura por parte de funcionarios públicos.

Pero sólo en un caso se argumenta que las agresiones a la prensa constituyen siempre violaciones a los derechos humanos, como consigna el derecho penal internacional. Se trata de la querella interpuesta el 27 de febrero de 2020 por el INDH en el Juzgado de Garantía de Puerto Montt, por el delito de violencia innecesaria con resultado de lesiones graves en perjuicio de Adolfo Vidal, corresponsal de RTV Noticias, un medio local de Puerto Montt.

El escrito, citando el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, recuerda que el Estado debe facilitar la labor de los periodistas, para lo cual tiene la obligación de “protegerlos cuando son objeto de amenazas para evitar los atentados a su vida e integridad”, lo que implica “abstenerse de imponer obstáculos que dificulten la realización de su labor”.

Hasta ahora, sólo dos de estas investigaciones fueron formalizadas. Una de ellas corresponde a la causa que agrupa las torturas sufridas por Jonathan, un ciudadano que grababa con su celular el actuar de Carabineros en Coquimbo y Leonardo Silva Vargas, comunicador de Mi radio. Ambos denunciaron tratos vejatorios dados por el Capitán de la Segunda Comisaría de Carabineros de Coquimbo, Ricardo Luengo, quien permanece en prisión preventiva desde enero del 2020.

En el caso de Leonardo Silva, el centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales presentó un Amicus curiae -una argumentación jurídica de apoyo de un organismo imparcial especializado en la materia- en el que resaltó el atentado a la libertad de expresión que implicó este hecho. “En este caso, los golpes y el disparo efectuados por Carabineros hacia la víctima, quien filmaba en ese momento la manifestación que se desarrollaba, funciona bajo la lógica de castigar la protesta social y evitar la divulgación de información sobre lo que ocurre en las manifestaciones”, aseveró la entidad.

 

ATAQUE A FOTÓGRAFO

Un caso en que no ha habido avances en los tribunales es el de Jorge Atala, agredido en sus ojos el 10 de enero de 2020, cuando fotografiaba las manifestaciones en Plaza Italia. En torno a las 18 horas de ese día, caminó hacia la esquina de Avenida Libertador Bernardo O´Higgins con calle Ramón Corvalán.

Allí, los carros lanzaguas de Carabineros comenzaron a dispersar a la gente, arrojando un líquido de un amarillo intenso, según su relato. Jorge Atala se parapetó detrás de una palmera, pero fue inútil. El chorro lo impactó en impactó en su rostro y en sus piernas. Su casco cayó a la calle y se golpeó en la cabeza, quedó desorientado.

 

Un amigo lo rescató y lo llevó a otra calle donde fue atendido por los voluntarios de salud, quienes le rociaron su cuerpo con leche de magnesio, examinaron sus ojos y le dijeron que debía ir a un recinto asistencial.  Días después, el 13 de enero, Jorge asistió a la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital del Salvador, donde le informaron que tenía una abrasión ocular en su ojo derecho. Dos días después asistió al Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de Chile, donde le efectuaron una evaluación.

Según la querella, los carabineros dispararon un chorro de agua –mezclada con químicos- apuntando directamente a la cabeza de Jorge, lo que finalmente significó que la víctima perdiera un noventa por ciento de visión en su ojo derecho y un ochenta por ciento en su ojo izquierdo.

En su caso no hay formalizados. Tampoco avances significativos.

 

CIERRE DE LAS CAUSAS

Hasta octubre del 2021 sólo una de las causas por agresiones a periodistas fue cerrada sin avances, según la revisión efectuada para este reportaje.

Al respecto, cabe recordar que, a mediados de 2020, la Fiscalía había cerrado el cuarenta y seis por ciento de las causas, en muchos casos sin tomar testimonio siquiera a las víctimas, según un reportaje de CIPER.

Sobre lo mismo, el director del ODC, Javier García, sostiene que el INDH tampoco ha tenido una posición activa. “Su rol ha sido principalmente de recibir casos, no hay un trabajo activo de búsqueda o investigación. Esta labor ha sido algo irregular, llevan muchos casos y mi impresión es que están sobrepasados con las acciones judiciales”.  

Pero, lo peor a su juicio, es el resultado visible “no se ha sancionado a los agentes del Estado que han atacado a periodistas, está habiendo impunidad”, indicó García.

 

INVISIBILIZACIÓN

Félix Avilés, Abogado del Observatorio de Derechos Humanos y Violencia Policial, explica que las querellas interpuestas por el INDH por las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el estallido social “persiguen comprobar que existe un hecho constitutivo de delito, y que existen algunas personas o miembros de instituciones del Estado, como Carabineros de Chile, a través de Fuerzas Especiales, que están vinculados a ese hecho constitutivo de delito, en calidad de autor, cómplice o encubridor”. 

Sin embargo, consultado ante el hecho de por qué la omisión de argumentación en favor del rol de la prensa, los comunicadores y la libertad de expresión, señala que “la condición de la que sea la víctima le dará elementos al INDH, para que se ocupe de buscar cuales son los elementos jurídicos, que hacen más grave la acción de Carabineros, en términos represivos”.

Avilés critica esta falta “lo que hace el INDH es centrarse solo en el tipo penal y eso no me parece correcto.  No está relatado el derecho internacional por sobre el rol que tiene el comunicador social y ahí tenemos una pata coja. Sin incorporar la responsabilidad que tiene el Estado, y que se lo da el ordenamiento jurídico internacional y nacional en ese ámbito, para eso debe haber gente especializada en la materia. Aquí existe una debilidad y ausencia que es preocupante, porque se determina con claridad que no hay atención a lo que indica el derecho internacional”.

Para Javier García, del ODC, se trata de una práctica arraigada en la institución. En el Informe Anual 2019 que trató sobre el estallido social 2019 (desde octubre al 30 de noviembre) detalla que “se incluyeron referencias a las agresiones a prensa, pero el informe no aportaba cifras ni profundizaba. En 2020 se publicó un informe de seguimiento de recomendaciones realizadas en 2019, y otros enfocado en COVID, donde no se citaba nada referido a agresiones a prensa”.

También cita la serie de fichas donde el INDH informaba de violaciones de DD.HH., “creo que solo en uno de estos informes (a principios de 2020) se incluyeron cifras relativas a agresiones a prensa, estas fichas dejaron de incluir información desagregada por perfil de víctima y en 2020,  desarrollaron un mapa de violaciones de DD.HH. con estadísticas, pero el grado de desagregación es reducido y no incluye información sobre violencia contra la prensa”.

Javier García indica que el informe sobre la función policial correspondiente al año 2019 elaborado por el INDH, aún no se ha publicado, “el proceso de aprobación por el Consejo es muy lento. Y nos han informado que este informe de 2019 no va a incluir el apartado de agresiones a prensa y defensores de DD.HH., sino que se va a incluir en el informe del año 2020 con todos los datos que tienen”.

Consultado el INDH, sobre el tratamiento público del organismo a las agresiones a la prensa, no respondió nuestras consultas. Sin embargo, rescatamos lo que dijo su director, Sergio Micco, al hacer un balance a dos años de ocurrido el estallido social “el Estado de Chile no cumple con sus deberes, el panorama es desolador, estamos más cerca de la impunidad que de la justicia”.

Desde Arica, Estefani brega porque su causa avance y llegue a establecer las responsabilidades de los agentes del Estado. “Lo hago más que nada por lo que podría ocurrir a futuro a otras niñas o mujeres. Igual ha pasado bastante tiempo y mantengo la esperanza de que se haga justicia”.



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Este reportaje obtuvo el premio "Libertad de Expresión" del programa Journalism and impunity. Latin American investigative journalism initiative on attacks on journalists and freedom of expression, coordinado por la Fundación Espacio Público, y con la dirección de los periodistas Mauricio Weibel de Chile y Ricardo Rivas de Argentina, que buscó avanzar en el desarrollo de investigaciones periodísticas sobre ataques y agresiones a los trabajadores de la prensa en América Latina y el Caribe, financiado por la UNESCO y el GMDF (Global Media Defense Fundation)

lunes, 16 de agosto de 2021

Ayón García, investigador UDA: “Al 2050 deberían desaparecer todos los glaciares de la Región de Atacama si proyectamos las condiciones actuales”

 Esta es una entrevista que hice junto a Eduardo Aramburú cuando escribíamos el libro "Historias del Río Copiapó", y dado el contexto de crisis climática, la reproduzco a tres años de haber sido escrita, puede que algunos hechos hayan cambiado y creo que merece una actualización al día de hoy, ya que la vida del ciclo del agua en el valle depende en gran medida de lo que sucede con los glaciares. Aquí empieza la entrevista: 

*Fue el coordinador del proyecto de investigación “Inventario de Glaciares de Atacama”, que ha permitido conocer en mayor detalle y con tecnología más avanzada la realidad de nuestra criósfera. El panorama es desalentador. en los últimos 50 años estos cuerpos de hielo han desaparecido en un 24 por ciento, las precipitaciones decrecen, las temperaturas aumentan y no hay una legislación que los proteja. Actualmente la única posibilidad de evitar su intervención es estar dentro del área de un parque nacional, pero el nuestro, el Nevado Tres Cruces no los consideró.


Eduardo descubrió que Ayón García era la persona que necesitábamos para este libro, ya que como científico experto en glaciares, los ha estudiado durante los últimos años y sabe sobre esas reservas de las que la comunidad no conoce demasiado y que sin embargo, son de vital importancia. Llegamos una tarde calurosa a la Universidad de Atacama, a esa casa central que destila historia, siglo XIX, para dirigirnos a uno de los costados de la casa central a un edificio escondido detrás de una reja con unos añosos algarrobos que sorprenden por el grueso de sus troncos, lugar donde nos sentamos a esperar al académico, hasta que se desocupó de sus urgencias y nos destinó un tiempo de calma para conversar. Es el Idictec, el Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la UDA, destinado a la investigación aplicada, en esta zona donde la minería y el medio ambiente mandan.

Cuando por fin estuvimos frente al académico, a Eduardo le sorprendió su edad, ya que es un joven científico, que se asoma a los treinta, probablemente, estudió Geología en la Universidad de Atacama, fue coordinador del proyecto de investigación “Inventario de glaciares y ambiente periglacial de Atacama” y hoy es investigador en el equipo del Idictec al mismo tiempo que cursa un doctorado en la Universidad Nacional de San Juan, Argentina, en ciencias geológicas y de la tierra. Es cálido, de sonrisa fácil, delgado y tiene la paciencia para explicar en palabras simples esos grandes misterios de la ciencia. Será más de una hora de conversación donde quedaremos abismados por la situación en que se encuentran nuestros glaciares.

-¿Qué estás investigando?

Los últimos cinco años he estado abocado a los que son glaciares y recursos hídricos y ahora estamos viendo como es la respuesta hidrológica que tienen los glaciares y otros cuerpos de hielo que hay en zonas áridas como ésta, donde nosotros vivimos.

-¿Qué es un glaciar?

Es un cuerpo de hielo formado por la recristalización de la nieve que precipita en invierno y en el verano viene el deshielo y luego la nieve que pasa de un año al otro se empieza a recristalizar y a cambiar su estructura cristalina, se va compactando y se va transformando en lo que es un hielo glaciar. Pueden tener movimiento actual o pasado, es un tema importante.

-¿A qué te refieres con movimientos?

La definición más típica de glaciar es un río de hielo, por el movimiento que tiene, por el aporte de nieve. Los glaciares tienen un lado donde acumulan la nieve que es la que se transforma luego en hielo y más abajo es la zona de ablación, que es el sector donde se van derritiendo, principalmente la nieve y el hielo. Entonces obviamente si en esta zona se acumula y en la otra se va derritiendo se genera un desbalance que empuja la parte donde hay más acumulación hacia abajo y se desplaza y sería como un río de hielo. Esa definición es para todo el mundo, pero en nuestra zona árida teniendo una cordillera tan alta, la temperatura es tan baja que los glaciares casi no se mueven, digo casi porque dependiendo de la ubicación del glaciar y las características propias del lugar pueden llegar a tener un movimiento muy bajo… en otras partes del mundo pueden tener movimientos muy rápidos de metros por día, pero nuestros glaciares se mueven poco.

-¿Qué otras características tienen nuestros glaciares? ¿Cuántos tenemos en la cuenca del Río Copiapó?

La cuenca del Río Copiapó tiene 1907 hectáreas de glaciares descubiertos, al año 2015. Tenemos una publicación internacional con nuestra investigación sobre el inventario de glaciares  en la revista “Cuaternario International”, la que se enfoca principalmente en la geología del cuaternario, que son los últimos miles de años, es decir la época en que estamos nosotros y donde tienen mayor incidencia todos los procesos que estamos viviendo. Los glaciares no son cuerpos fijos ni perennes sino que van teniendo una variación. Nosotros el inventario lo hicimos con una imagen del año 2015, es muy buena porque fue antes del aluvión, veníamos de un periodo de sequía muy largo entonces eso nos da una mayor realidad de cuál fue la reducción a la que llegó para ver bien cuántos eran los glaciares. Porque si tienes mucha nieve como es blanca es difícil diferenciarlos, en cambio en una época de mucha reducción tienes solos a los glaciares.

-¿Qué tanto alimentan a nuestra cuenca?

Son un componente fundamental del ciclo hidrológico, nosotros ahora no estamos teniendo río acá abajo por un tema administrativo, pero en la zona alta de la cuenca el agua es constante… los glaciares y otros cuerpos criogénicos están constantemente aportando agua, porque no solamente los glaciares contienen hielos, también existen los suelos congelados que son una mezcla de detritos, sedimentos, suelo que están mezclados con hielo… y de hecho los suelos congelados son la principal fuente de agua que tenemos en la cuenca, mucho más que los glaciares y producen más. No quiere decir que los glaciares no sean importantes, los glaciares son cuerpos completamente conformados por hielos y por ende por hectárea producirá más agua que la de suelo congelado… En nuestra zona que es transición de árido a hiper árido con un poco de semiárido en la zona sur de la región… se hace más predominante el aporte de los suelos congelados y una geo forma típica de los suelos congelados son los suelos de roca. Uno ve una montaña, no ve nada más pero hacemos un zoom y la primera parte es la capa activa que es la que se congela y se descongela diariamente y también estacionalmente y luego llegas a la base del permafrost y es hielo con sedimentos. Uno puede ver montañas y no ve absolutamente nada pero hay recursos hídricos escondidos.

Estos son los glaciares de roca, tienen un frente escarpado, tienen forma de lóbulo y difícilmente uno podría interpretar que tienen agua, pero la morfología es muy característica de un suelo congelado, frente escarpado, lobulado, escarpes y marcas que indican el flujo que está teniendo este cuerpo, hay cuencas que tienen glaciares de rocas y son tan constantes como las cuencas con glaciares descubiertos.

-Eso va en contra de lo que uno piensa normalmente...

Efectivamente.

Apenas comenzamos la entrevista, Ayón abrió su computador portátil y nos ha mostrado en imágenes las montañas donde se esconden los hielos, imágenes tomadas desde la altura o desde el suelo, lo adivinamos en algunas de las fotografías en la alta montaña con ropa que no deja apreciar el rostro. Ahora a medida que habla nos va mostrando imágenes de este inventario.

Nos muestra el glaciar El Potro, el más importante de la cuenca del Río Copiapó, nos dice y agrega “el más grande del norte de Chile” con un área aproximada de ocho kilómetros cuadrados.

- ¿De él nace el Río El Potro?

De ahí nace el río Los Helados se junta con otro que proviene del glaciar El Potro y nace el Río Chacay. Luego Chacay con Aranceles y Ramadillas hacen el Pulido.

-Esos a los que les dicen penitentes ¿qué son exactamente?

Son formas nivales que se van generando. Hay distintos factores que contribuyen a su formación, pero principalmente es la radiación, la latitud en la que estamos y los fuertes vientos, generan la fusión -que es el derretimiento de la nieve- y la sublimación - cuando pasa directo de sólido a gaseoso, un proceso que no genera agua-, se ven potenciados por estas condiciones de latitud, velocidad de los vientos y los fuertes cambios de temperatura. Esos factores generan que se vaya fusionando la nieve hacia los centros y se generan estas puntas de penitentes.

-¿En qué estado encontraron los glaciares?¿Antes de este inventario había información?

Sí, antes había inventarios, pero la potencialidad del estudio que hicimos nosotros es que incluimos toda la criósfera: todos los cuerpos que tengan temperatura bajo cero grados y con presencia de agua en estado sólido, o sea hielo. Eso quiere decir: los glaciares, los suelos congelados y también la nieve. Un conocimiento más avanzado y con técnicas más actualizadas.

-¿Esta información queda a disposición de quién?

De la comunidad. Fue un proyecto financiado por los fondos FIC 2014 y estuvo disponible el inventario el 2016, es información pública, también se ha publicado en revistas científicas. Y hay un documental en you tube también.


-Si hoy día tienen esta información y antes no estaba, si una empresa minera quiere pedir funcionar, pasar por la evaluación ambiental, etc, ¿Antes tenían información suficiente para resguardar los glaciares?

Anteriormente no, porque no había inventarios, no estaban los polígonos para poder comparar… De hecho me pasaré a una parte muy interesante. Acá hay dos mapas… Este mapa es el Parque Nacional Nevado Tres Cruces, llamado así por el volcán del mismo nombre. Acá está el volcán (nos muestra en el mapa) y todos estos puntos celestes son los glaciares que tiene el nevado Tres Cruces y éste que está acá en verde es el polígono de protección del parque nacional. ¿Qué quiere decir? que los glaciares están fuera de la zona de protección.  Actualmente los únicos glaciares que están protegidos en Chile son los que están al interior de los parques nacionales. Esto quiere decir que en Copiapó y en la región no hay ningún glaciar que esté protegido por la actual legislación. Algo realmente complejo.

-Por lo que pasó con Pascua Lama se supone que los glaciares no puedes llegar y tocarlos.

No, no se puede. Porque tienen cierta protección en el sentido que esa autorización pasa por el sistema de evaluación de impacto ambiental. Pero a Barrick se le autorizó a remover glaciares. Su RCA está y el número exacto de hectáreas que podían remover, del glaciar El Toro.

Me quedó dando vueltas la pérdida en mi memoria del dato, o la poca profundidad en la información que daba vueltas en mi cabeza y me decía que la minera nunca estuvo autorizada a intervenir los glaciares. Está claro que Pascua Lama incumplió sus condiciones ambientales para operar, entre ellas dañó los glaciares y contaminó las aguas y el costo fue su cierre y millonarias multas. Así que después de la entrevista invertí algunas horas en refrescar mi memoria e investigar lo sucedido. En la Resolución de Calificación Ambiental del proyecto original es donde finalmente encontré el dato, ya que la mayoría de las informaciones no lo tenían a la vista:  este documento del 25 de abril del 2001 autorizó a construir a Barrick y a operar y le permitió destruir “10 hectáreas de glaciares de entre 3 y 5 metros de espesor”, al mismo tiempo obligó a la empresa a  llevar un inventario de glaciares que asegurara que no dañarían al resto, ni harían realidad las advertencias hechas por grupos ambientalistas y de habitantes de la zona. El académico tenía razón. Pero mientras transcurría esta conversación yo aún no lo sabía:

La reubicación el RCA los autorizó y lo empezaron hacer, estaban autorizados entonces se podrían volver a mover todavía, porque en ninguna parte dice que no, lo que la normativa señala es que deben pasar por el sistema de evaluación de impacto ambiental.

 

-¿En ninguna parte dice que no?

Lo que dice la ley es que debe pasar por Evaluación de Impacto Ambiental. Sólo eso.

-¿Y eso es conveniente?

Claramente que no, porque si no hay un marco jurídico que los proteja queda a manos de las autoridades que estén en el momento y el interés que sea… en lo personal no estoy en contra de la minería, existe desde nuestros antepasados, cuento aparte es que vengan transnacionales y quieran llevarse todo. Sí estoy en contra de la destrucción de recursos hídricos que todos necesitamos para vivir. En ese sentido, lo más importante es contar con información que te pueda decir dónde están los glaciares y cuántos son, cuánta agua producen y en base a eso, siempre habrá alguien político que tomará la última decisión, pero a lo que voy debe haber información suficiente para que se tome la decisión. Que sea buena o mala, puede ser cuestionable porque todos tienen distintas opiniones pero que sea una decisión informada y por último, si deciden intervenir los glaciares, porque está dentro de sus funciones, se sepa que la persona que lo autorizó tenía la información de que los glaciares producen cuánta agua y que a futuro eso nos va a afectar de tal o cual manera.

-Se habla mucho de calentamiento global ¿nuestros glaciares están afectados por este fenómeno?  

Los glaciares que están ubicados al sur de la región tienen más complicaciones con las temperaturas porque están ubicados a más baja altura. Los glaciares los más bajos del sector del Río Huasco están en los 4500 metros y en Copiapó en los 5 mil metros, en las cuencas alto andinas, donde está Laguna Verde, Ojos del Salado, desde los 5.500 metros. Los del norte de Atacama porque están a mayor altura todavía están suficientemente fríos para no derretirse, pero la razón principal que están disminuyendo es por la disminución de las precipitaciones. Se han hecho estudios en la cuarta región que indican la tendencia decreciente durante los últimos 100 años, lo mismo en la quinta región, se hizo un estudio con los anillos de los árboles y son decrecientes y por ahí va asociado la principal problemática y eso genera que los glaciares se reduzcan.

 -Precipitaciones como las del 2015 con aluviones asociados y las del 2017, ¿logran recargar?

Sí, recargan. (Ayon muestra un gráfico donde claramente se ve la tendencia a la baja de las precipitaciones) Este es otro estudio donde vemos las áreas de glaciares o nieve que estaban a la fecha de máxima ablación, es decir después del verano, porque la nieve cae en invierno y en verano se derrite y las imágenes muestran su mínima expresión desde el año 1985 al 2016 y la tendencia es decreciente de los glaciares, tenemos peack 1987, 1991, 1997, pero esos peack, levantan y caen y caen cada vez más abajo… y esa recuperación siempre va más abajo y la extensión máxima después del aluvión 2015 -que en realidad es la imagen del 2016 porque la imagen del 2015 la tomamos antes del 25M- se ve una recuperación pero no es mucha y ahora va retrocediendo de nuevo y van cada vez bajando más y según las proyecciones en este caso si no me equivoco… para la región para el año 2050 se deberían estar desapareciendo los glaciares si siguiéramos tal cual con la tendencia de ahora.  Claramente son procesos cíclicos y si hay cambios en las condiciones climáticas puede ser que esto no se cumpla, que en el 2050 haya más glaciares; pero si tomáramos las condiciones actuales y las proyectamos sin variaciones de aquí al 2050 deberían desaparecer todos los glaciares de la Región de Atacama.

-¿Hay algo que podamos hacer para que no ocurra?

Difícil hacer algo porque esto ya viene por un control climático, lo que se puede hacer es proteger los pocos glaciares que tenemos y por ahí donde va el tema. El Glaciar El Toro era un solo glaciar, se empieza a dividir y hablamos de Toro I y Toro II (muestra una imagen) acá vemos la evolución de 1955 luego hasta el 1981 que no había intervención antrópica se ve claramente una disminución tanto en tamaño como en volumen, la disminución es algo que viene y es natural, pero en el año 1996 apareció un camino, luego 2000 muchos caminos y luego muchos más y le pasan un camino por encima de un cuerpo de hielo y se empieza a derretir más.

-¿Por la tierra que lo cubre?

Hay todo un tema, una capa funciona como protector desde cierta profundidad, si la profundidad es de más de 10 cm lo protege de los rayos del sol que no penetran tan directamente y eso empieza a generar una capa protectora.

-Este es un conocimiento popular, lo dice la gente de los valles, que cuando las mineras exploran levantan tierra, que cae a los glaciares y produce que se derrite.

Efectivamente. Los primeros dos centímetros de polvo generan que los glaciares se derritan más rápidamente, pero si la cubierta supera los 10 centímetros los protege, pero si hay polvo y más polvo se derrite más rápido. Capas pequeñas de polvo generan mucho derretimiento.

Eduardo interviene, iniciando una conversación sobre lo crítico de la situación en la zona y en el mundo:

Eduardo: -Una referencia más universal. El 25% de los glaciares han ido desapareciendo y el agua dulce viene de ahí y con esta crisis mundial del agua. Tenemos entendido que en Perú también están con un 35% que han desaparecido. Ellos culpan al calentamiento global que ha permitido un derretimiento mucho más rápido.

Sus glaciares están mucho más afectados porque están ubicados más bajos, desde los 3.500 a 4.000 metros hacia arriba, como los del Huasco, están afectados por el cambio climático y están ubicados en una zona donde las temperaturas son más altas que las nuestras, pero allá tienen una alta disponibilidad de precipitaciones. Pero la verdad no estoy documentado pero la tendencia de precipitación decreciente es uno de los factores que junto a la temperatura controla la alta reducción. Nosotros en los últimos 50 años hemos tenido un 24% de retroceso de los glaciares promedio en Atacama y en la cuenca del Copiapó es lo mismo.

Eduardo: -Hay una declaración del Subsecretario de Obras Públicas que da cuenta de los problemas hídricos y de las bajas precipitaciones del año porque en la zona central llovió muy poco, entonces él plantea que está asegurada el agua  para consumo humano y para la agricultura, pero nuestros caudales de ríos de esa zona más norte hasta Ñuble van a bajar entre un 50% a un 70%,  desde Copiapó y plantea como reflexión que cada vez hay menos nieve, menos agua y hay que cuidarla. Es lo que queremos impactar, estamos en decadencia.

Naturalmente el suministro de agua está decreciendo y aparte la presión sobre las cuencas es mayor, hay más industrias mineras, hay más agro industrias y alimenticias, entonces todo crece, porque tenemos más población y la precipitación decrecen y los glaciares decrecen, estamos teniendo cada vez menos agua y estamos intentando producir cada vez más. Entonces eso no llegará a buen puerto nunca, si el consumo es mayor que la disponibilidad todo se va a secar, el río da dos metros cúbicos por segundo y es lo que hay disponible, no saldrá más, no porque haya más derechos otorgados nos dará más agua, eso es algo de papel.







sábado, 29 de mayo de 2021

Eduardo Aramburú: escritor, gestor cultural y sobreviviente

*Es un escritor imprescindible para Atacama, ha publicado trece libros de su autoría y como editor más de cuarenta libros de autores de la región, es miembro de la Academia Chilena de la Lengua y tiene una larga lista de premios. Un indiscutible impulsor de la actividad cultural, gremial y de resistencia en tiempos de dictadura.  


Le impresionó el paisaje cada vez más seco. El bus era incómodo, pero cuando subió se alegró quedar sentado lejos de las ruedas, porque él tenía las piernas largas y esa notoria elevación significaría viajar completamente doblado, con sus rodillas cerca del pecho. Había abordado el bus con una pequeña maleta a las ocho de la tarde. Al llegar a La Serena terminó el pavimento del camino y comenzó “la calamina”, es decir los saltos producto del camino de tierra con la vibración constante en la ventana. El calor se sentía cada vez más fuerte en ese julio de 1962.

Eduardo Aramburú tenía 16 años de edad, hasta hace unos días se encontraba en Santiago estudiando las humanidades durante la noche y trabajando durante el día, para costear su estadía en la capital, forzada por un accidente que le obligaba a someterse a un tratamiento imposible en su natal Chimbarongo. Pero le llegó una carta de su tía Elcira, diciéndole que, como él sabía, había enviudado y con sus tres hijos necesitaba ayuda. En el sobre también venía un pasaje de ida a Copiapó que él, sin pensarlo demasiado, usó.

Por eso estaba en ese bus donde la gente podía fumar, intentaba entretenerse mirando el paisaje árido y distraerse de la sed cada vez más apremiante, que no tenía como calmar, agravada con el polvo levantado por el paso del vehículo que se filtraba e inundaba el transporte. No había llevado alimentos, como los demás, que precavidamente comían cada cierto tiempo sus sándwiches y bebestibles, así que fue un alivio la parada en Vallenar donde almorzó y compró una botella de agua. Más se alegró cuando a las cuatro de la tarde llegaron por fin a Copiapó. El Andes Mar Bus llegaba a la plaza, Los Carrera entre Colipí y Chacabuco.  Seguía sin ver árboles, no al menos como en el centro del país y todo le pareció tan antiguo. Caminaba y sólo veía casas bajas, de un piso, con techos de barro. No le desagradaba, pero era tan distinto.

Sus ojos rápidamente se acostumbraron a la nueva paleta de colores de la ciudad: cafés, amarillo, cielos azules, violetas al atardecer; al frío de la noche desértica y el calor infaltable del medio día. Él atendía la caja en el restaurante “Copiapó” de su tía, aunque también asistía en otras labores, lo que fuera necesario en un negocio familiar ubicado en el centro de la ciudad, en Maipú entre los Carrera y OHiggins, frente al Mercado Municipal. También salía con sus tres primos pequeños, especialmente con Zoia, fue su regalona, iban al estadio y a unas cuantas actividades culturales.

Se matriculó en el Liceo de Hombres, en la jornada nocturna. Poco a poco se integró a una intensa vida cultural.  Había grupos de teatro, cine y literatura. Los estudiantes crearon un periódico cultural que se llamaba “Hacia el saber”. Eduardo fue el Director. Osman Cortés, otro de los alumnos, el periodista. Rápidamente se hicieron amigos. Aramburú publicó poesías y artículos como uno donde rescató la labor que hacían los lustrabotas. Eran cuatro páginas en mimeógrafo o imprenta que sin embargo fueron el inicio de un camino para varios de sus escritores. En ese temprano período de su vida de estudiante comenzó también su inquietud por abrir caminos para la actividad artística. 

Formaron el comité Pro Casa de la Cultura, ya que los jóvenes, algunos artistas e interesados en la cultura miraban con envidia como en otras ciudades los municipios o el Estado fomentaban espacios destinados a desarrollar este tipo de actividades. A sus escasos años, su entusiasmo y liderazgo lo llevó a ser electo director de esta entidad, que impulsó variados encuentros, ya que estaban integradas varias disciplinas, pintura, música, literatura, dramaturgia. El pintor Julio Aciares era uno de sus integrantes junto a otros como José Francisco Ossandón, Alejandro Aracena y la joven poeta Amada Esperanza de Laire, hija del Director del Diario La Prensa don Carlos de Laire. 


Hasta el año 1970 este grupo impulsó la actividad cultural en Copiapó. Entre medio, Andrés Sabella había tendido un puente con los jóvenes escritores y les impulsó a rescatar la figura de José Joaquín Vallejo, primer cronista del país. Aramburú se fue a estudiar a la Universidad Técnica del Estado de Talca, pero antes, siguiendo los consejos del escritor nortino, crearon el grupo literario Jotabeche, que quedó presidido por Alejandro Aracena y Oriel Álvarez.

A los 17 años, seducido en parte por el diario El Siglo, -que ponía los temas de los campesinos y trabajadores en la agenda, particularmente por su suplemento cultural-y la influencia del regidor y poeta Lorenzo Reygada, ingresó a las juventudes comunistas. Militancia que llevó a la universidad, donde sus dotes de liderazgo nuevamente lo llevaron a impulsar las actividades literarias, a la presidencia del centro de alumnos y siendo ayudante de cátedra de economía y sociología y trabajador de la universidad, a dejar la representación estudiantil para presidir la Asociación de profesores y empleados de la Universidad Técnica del Estado, Sede Talca, y subsede de Linares, APEUT.

Entonces ya se había casado, tenía hijos pequeños cuando la mañana del 11 de septiembre tuvieron noticias del Golpe de Estado e inmediatamente se convocó al Claustro Pleno de la Universidad,  compuesto por académicos, directivos, no académicos y estudiantes, donde tomaron la decisión de escribir una carta. Se nombró una comisión redactora y luego el texto fue sometido al Claustro. En su contenido se hacía un  llamando a los militares a no disparar contra su pueblo, agregando que no se aceptaba un gobierno “gorila”. Rápidamente la imprimieron y repartieron entre trabajadores de los cordones industriales de Talca, agrupaciones y diversos sectores de la ciudad.

El día 12 de septiembre, estaba a punto de entrar a la universidad cuando escuchó que lo llamaban por “Eduardo”. Una curiosidad porque todos lo conocían por Luis, su primer nombre. Se detuvo a mirar hasta que se dio cuenta que en una Citroneta un funcionario amigo, de la D.C., lo invitaba a entrar. Abrió la puerta y escuchó.

¡No! No, no entres, que te andan buscando y te van a detener – le dijo.

La decisión fue rápida: marcharse. Este compañero lo llevó a una casa de otros amigos, donde difícilmente lo buscarían mientras escuchaban en la radio del automóvil los bandos militares. Su nombre encabezaba una lista de personas que debían presentarse perentoriamente en el regimiento. Lo pensó todo el resto del día, lo conversó con sus anfitriones y se convenció que como presidente de su gremio, absolutamente legal, no tenía nada que esconder ni acciones que lamentar. Así que en horas de la tarde cruzó la puerta del Regimiento. El militar a cargo lo reconoció como parte de la UTE y le dijo que estaba citado para el día siguiente a las diez de la mañana, donde los interrogarían.

Así que al día siguiente todos los funcionarios de la Universidad se encontraron en el regimiento y conocieron a su nuevo rector designado: un militar con grado de capitán, el Capitán Zuhkino, que uno a uno los fue interrogando. Después de conversar con el último de los funcionarios, el capitán se paró y  anunció:

Aquellos que voy a nombrar se quedan. El resto puede irse inmediatamente. Antes que me arrepienta -dijo comenzando a leer una lista con siete nombres, los presuntos responsables del delito de escribir una carta con un calificativo molesto para los militares golpistas. Aramburú escuchó el suyo y vio salir a gran parte de sus compañeros de universidad del recinto militar.

Lo siguiente fue entrar a una piscina con un agua gélida que les llegaba hasta los tobillos en un sector de la piscina. Cuando los nombraban debían salir aprisa, ya que los esperaban culatazos de los militares que los custodiaban y los rodeaban. Entraron y salieron varias veces en el día, en el inicio de las torturas, esas que dejan marcas en el cuerpo y en el alma. A Eduardo le preguntaban por la carta, por lo que enseñaba en sus clases de economía. Esperaban que confesara que instruía marxismo. Algo que no confesó, porque claro que estudiaban “El Capital”, como también a los otros autores fundamentales en discusión en plena guerra fría. De las amenazas, recuerda sobre todo las realizadas a su esposa y sus hijos, que si algo le pasaba a algunos de los militares, ellos lo pagarían.

Nos sacaban a presenciar el castigo a alguna persona. Recuerdo a un profesor de enseñanza básica, él tenía que cantar la canción nacional con la parte de los militares.  Nadie se la sabía. Por supuesto que yo la había leído, pero de ahí a aprenderla. Le pegaban de una manera…terrible. Hasta que caía al suelo. Nos hacían presenciar un simulacro de fusilamiento, pero nosotros no sabíamos que era simulacro. Nos sacaron de los calabozos y nos llevaron a una sala donde debíamos estar en cuclillas con las manos en la nuca. Fue la peor parte porque si tú te colocas en cuclillas durante ciertos minutos se te adormecen las piernas y te caes. Te levantaban a puros culatazos. Igual te caías. Tú sentías que no iba a terminar nunca. Nos sacaban y nos llevaban a la sala de interrogación, querían saber dónde estaba el mimeógrafo, quienes habían salido a repartir la carta, quienes más estaban involucrados.

El 13 de septiembre, más bien en las primeras horas del día 14, como a las tres de la mañana, los sacaron de la sala donde los tenían en cuclillas y con las manos en la nuca,  los subieron entre golpes a un vehículo militar, sin saber a dónde se dirigían. Todos al unísono pensaron que los matarían, pues ya había desaparecido un compañero del grupo de la UTE. Eduardo escuchó cuando el capitán le dijo al teniente a cargo:

Ya sabes lo que tienes que hacer, si alguno se mueve, usted dispare no más.

Alguno de los prisioneros dijo que los llevaban al cerro, donde los matarían. Eduardo sintió el camino como lo último. Nadie hablaba. Recuerda que sintió la subida en el cerro mientras se convencía que iba hacia el lugar donde lo fusilarían. Cuando el vehículo paró y los hicieron bajar en fila india con las manos en la nuca, se dio cuenta que habían llegado a la cárcel.

Aramburú es un sobreviviente. De esas torturas que acabaron cuando por fin llegó a la cárcel y se encontró con otros tantos compañeros con el alivio de ver a quien creías muerto. Del proceso acusado, en el que intervino la Cruz Roja Internacional por ser declarado terrorista debido a su participación al escribir una carta donde rechazaban un gobierno militar.

Los días en la cárcel fueron mejores. El Alcaide era buena persona. Lo peor seguía siendo escuchar el nombre.

Cuando llamaban a alguien a interrogatorio se hacía doble fila. Todos le daban un palmazo en el hombro, le decían, ‘suerte, suerte’, porque normalmente la gente llegaba muy mal. Se llamaba por alto parlante porque tenían que interrogarlo los militares en el regimiento. Esos interrogatorios eran muy duros. La gente salía caminando y había que entrarlos en andas en la mayoría de los casos. Ese asunto se repetía muy seguido.

Lo vivió junto a su compañero de universidad y de prisión, Isaac Huespe, la doble fila, las palmadas en la espalda, a él le decían ‘niño’ y les deseaban suerte a ambos. Caminaron hacia la sala donde estaban los militares, pero tomaron otro pasillo y los llevaron hacia la oficina del Alcaide. Allí su compañera de universidad, una religiosa que estudiaba pedagogía, Bernardita Riquelme, les esperaba, rompiendo así la incomunicación a la que estaban sentenciados. El Alcaide los dejó solos. La monja de entre sus polleras sacó una carta para cada uno y papel y lápiz. Aramburú escribió a su esposa, le decía que todo estaba bien y que pronto estarían libres.

Los prisioneros habían escuchado de la caravana de la muerte y sus asesinatos. Pero tenían esperanza en el militar que estaba de Intendente, el Coronel Efraín Jaña, porque había mostrado compromiso con el gobierno de Allende. Al mismo tiempo temían por su suerte si llegaban, pensaban que seguro elegirían a los de la UTE, por su fama de refugio de la izquierda. Afortunadamente se cumplió la esperanza, ya que llegó la siniestra comitiva a la zona y el intendente efectivamente impidió la masacre, lo que le costó la baja y la prisión.

Aramburú estuvo preso dos años. La primera condena fue por ocho, pero gracias a la intervención de abogados de la Cruz Roja Internacional y del Obispado de Talca a los cinco autores de la carta los condenaron a dos años. Estuvo en las cárceles de Talca, Parral y luego lograron un traslado a Copiapó, donde Teresa, su esposa, contaba con sus padres. En su libro escrito durante su estadía en la cárcel, “Engranaje del tiempo” en el poema II retrata con profundidad el dolor: “Huye la esperanza como fiera dolorida/…/En el jardín de los meses vestidos de gris/ mi carne se enferma/ mi espíritu llora/ mi mente se afiebra/ No aparece tu nombre cuajado de alivio/ Grito de furia/ me canso/ me duermo/ en el vacío sin Dios”.

Esos fueron años difíciles en lo económico también, ya que desde el golpe la universidad lo exoneró sin ningún tipo de indemnización. Entonces la solidaridad de vecinos, compañeros y amigos ayudó a esta familia hasta la vuelta al norte.

Pero los malos momentos no terminaron.

Ocurrió cuando intentaba una nueva forma de ganarse la vida. Porque cuando salió libre buscó otras maneras de generar ingresos, ya que muchas puertas estaban ahora cerradas. Se dedicó a hacer muebles de todo tipo. Se encontraba haciendo un frailero, un mueble quemado, por ese entonces de moda, así que trabajaba con el soplete sobre la madera para darle ese color oscuro cuando la herramienta reventó y lo dejó con quemaduras en su rostro, en sus manos y parte del cuerpo. Lo trasladaron a Santiago, donde agradece al médico de apellido Fierro, quien se esmeró en reconstruir su rostro, ya que había quedado con los párpados vueltos hacia abajo, la boca sellada y la nariz como una masa, como él recuerda. Hoy tiene un rostro donde hay que concentrarse para ver sus cicatrices, ya que las personas suelen más bien ver al ser humano que ha hecho de sí mismo, ante todo, amable, de voz profunda, reflexivo, que inspira respeto.

“Esa mañana el sol no saltó por la ventana/ El Trudeau me indicó cirugía plástica/ Y mis ojos vieron la herida que el fuego/ dibujó en mi cara” retrató ese momento en el poema “Incertidumbre” parte del libro “Transparencias” que escribió al salir en libertad.  “El Comité Pro-Paz canceló todo/un indigente era yo desde ese septiembre/cuando la barbarie cortó los árboles/quemó los libros, destruyó las aves,/y protegió a las culebras que se deslizaban/por entre las zarzamoras” continúa contando en versos esa historia.

Y la presencia de su esposa, Teresa, fue vital para su recuperación: “Estaba junto al dolor de la lejanía/del norte, de mi casa/y llegaste/traías la dulzura en tu mirada de universo …/tus manos, eran mis manos/ bosquejando nuevamente/ el mañana./Y entre el dolor/ la incertidumbre/ del pem-total/ aparece la transparencia de tu voz:/ Volví a creer en el amor”.

El accidente no lo detuvo.

Regresó recuperado a Copiapó tras varias operaciones y un largo tratamiento. Se unió a ALUTEC, el grupo literario al alero de la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó, en que se refugiaron los escritores luego de que el grupo Jotabeche fuera intervenido por los militares que nombraron a Lucía Román, escritora de su confianza a cargo, obviamente partidaria del régimen. Oriel Alvarez, Alejandro Aracena, Juan García Ro y otros más fueron recibidos gracias a las gestiones del académico Enrique Lillo en esta academia literaria que les ofreció la posibilidad de reunirse y publicar revistas con sus trabajos, pero bajo tutela. Es decir, para sesionar debía estar presente al menos uno de los dos profesores a cargo y no tenían ninguna capacidad propia de tomar decisiones. A Aramburú esto no le pareció nada bien, así que conversó con todos ellos y les invitó a independizarse, en el momento una verdadera conspiración.

Así nació el grupo literario Copayapu. La idea se concretó en el pueblo San Fernando, en una parcela del padrino de matrimonio de Eduardo, que la prestó para un asado de un grupo de amigos. No alcanzó para carne, así que hicieron una fritanga de pescado, mientras se organizaron, se propusieron para el próximo aniversario de Copiapó, el del año 1978, publicar un libro que rompiera el silencio de décadas, sin ni siquiera un libro de un autor copiapino. Estaban presentes: Tussel Caballero, Medarno Cano, Angela Cuevas, Juan García Ro, Alejandro Aracena, Andrés Ríos, Nalky Pesenty, Danilo Octavio Bruna, Nilsa Muñoz y Fresia La Flor.

Juntaron dinero, reunieron sus trabajos, los discutieron y se lanzaron a la tarea. Presentaron el libro a la Seremi de Educación para solicitar su autorización. Pasaron los meses y ni una respuesta, hasta que el abogado de dicho estamento en una reunión privada le dijo a Eduardo que el libro iba a ser rechazado. Le sugirió que lo retirara mediante una carta sin ningún tipo de comentarios y lo enviaran a una imprenta fuera de la Región, donde seguramente pensarían que contaban con los permisos para su publicación. Eso hicieron.

Hablamos con una imprenta de La Serena, conseguimos un préstamo porque no nos alcanzaba la plata que habíamos juntado. Nosotros teníamos muy poca idea de cómo teníamos que hacer el libro, mandamos solamente los originales.  La imprenta conocía a Benjamín Morgado, un escritor que pasaba mucho tiempo en Santiago pero también en Coquimbo. El dueño de la imprenta le dice que ‘están haciendo un  libro de poetas copiapinos,  pero incompleto, solamente tienen los originales,  no está inscrito.  ‘Ya no te preocupes dijo él’, y él solucionó todo, él inscribió en el Depto. de Derecho de Autor el libro, hizo todo lo que había que hacer legalmente, incluso hizo las correcciones del libro. No aparece su nombre en el libro, porque nosotros no teníamos idea que él estaba haciendo todo eso -recuerda sobre estos primeros pasos que abrieron el camino de las letras en Atacama.

¿Y todos ellos estaban en contra de la dictadura?

Al menos todos compartíamos la idea que no podíamos seguir viviendo en una situación como la que estábamos. Lo pensábamos desde el punto de vista del escritor que necesitábamos libertad para escribir. Y poder decidir. En eso estábamos todos de acuerdo.

El libro llegó y lo celebraron con una presentación en la sede del Sindicato de Cerro Imán, en noviembre de 1978. Pero querían cumplir con su meta, que fuera parte de las celebraciones del aniversario de la ciudad, el 8 de diciembre. Algo difícil, después de todo era una publicación sin los permisos y autorizaciones que exigía el régimen. Así que buscaron la forma y la encontraron con Angela Cuevas, que participaba en uno de los centros de madres de Cema Chile, la institución que presidía la esposa del dictador, donde “señoras” de militares vigilaban las reuniones de las mujeres que participaban, generalmente motivadas por tejidos y bordados de variado tipo.

Así que ella habló con una de esas esposas, le contó con la mejor de sus sonrisas que con unos amigos escritores habían publicado un libro, donde aparecían sus poemas y querían entregarlo al Intendente, Arturo Alvarez Sgolia, en la ceremonia de aniversario de la ciudad. Así que el 8 de diciembre Angela Cuevas se presentó en el Estadio Techado, la señora del militar la llevó donde el encargado de la ceremonia, les mostraron el libro y el locutor a la hora de entregar presentes la nombró y ella subió al escenario y entregó la Primera Antología del Copayapu al Intendente.

Los escritores celebraron.

SEA

El siguiente paso fue la creación de la Sociedad de Escritores de Atacama, SEA. Pusieron fin al grupo Copayapu y hablaron con todos los escritores de las distintas comunas de la región. Así se integraron escritores de Vallenar, Huasco y Chañaral, incluidos algunos partidarios de la dictadura. 

Las actividades se sucedieron con éxito. Reuniones periódicas de escritores de todas las provincias, recitales poéticos donde leían sus trabajos, publicaciones, tres nuevas antologías, premios y encuentros zonales e incluso nacionales.

Eduardo recuerda que la primera actividad con la que “rompieron el hielo” fue en septiembre de 1979, un homenaje a Pablo Neruda, cuyos libros estaban prohibidos de circular, y donde se encontraron con muchas dificultades para conseguir un local donde realizarla. El sindicato de trabajadores de Cerro Imán se atrevió, no sin antes discutirlo seriamente. Aramburú y compañía eran bastante entusiastas, hicieron invitaciones y volantes en mimeógrafo y llenaron la sala, además obtuvieron cobertura de prensa. Invitaron a todas las autoridades, es decir, a los militares y su séquito de civiles en el gobierno. Esperaron que les prohibieran la actividad, pero nada. Lo importante, confiesa, era quebrar el miedo y ganar un poco de libertad. Fue una demostración que podían avanzar. 

Andrés Sabella fue una suerte de padrino de la Sociedad, vino varias veces a Copiapó y ofreció charlas y participó de recitales poéticos. Era un personaje vetado por el régimen. En 1985 realizaron un gran encuentro encuentro zonal, donde los escritores se reunían, analizaban, hacían ponencias y también recitales abiertos a la comunidad. El salón del Liceo Comercial se llenó de público, con la presencia de Andrés Sabella y René Vergara, participaron de una cena en el Club Social de Paipote, donde leyeron sus trabajos, dieron otro recital en la biblioteca del Liceo de Hombres y obtuvieron una gran cobertura de prensa, del Diario Atacama y medios nacionales.

El encuentro de alguna manera era de difusión. Nosotros queríamos posicionarnos como una voz en plena dictadura, mostrar que había un pensamiento que era distinto y activo. Ese era el principio. En este encuentro sacamos una declaración conjunta firmada por René Vergara, Andrés Sabella, Tussel Caballero, Juan García Ro y por mí, donde clamábamos por la libertad de expresión, porque los libros circularan libremente, nosotros estábamos pensando por ejemplo en el caso de Neruda que estaba prohibido -explica este escritor que dirigió la SEA desde su fundación hasta el año 1986.

La magnética personalidad de Andrés Sabella, su oratoria, sentido del humor, gran conocimiento de la literatura y su amor por el norte terminó cautivando a todos los integrantes de la SEA. Durante el año 1982 cada carta de esta organización tenía el membrete “Andrés Sabella Premio Nacional de Literatura”, pero ninguna universidad, institución o entidad se atrevió o quiso presentarlo como candidato. Así que dos años más tarde, Aramburú viajó a Antofagasta con la misión de recolectar todos los antecedentes que permitieran redactar la postulación del escritor del norte al premio nacional. En mayo ingresaron su candidatura firmada por la SEA. 

Encuentro de escritores, donde estuvo presente Andrés Sabella.


Años más tarde, Andrés Sabella, en una entrevista en la Radio de la Universidad de Atacama le contó a Osman Cortés que a él lo llamaron para comunicarle que se había ganado el premio nacional de literatura en 1984. Sin embargo, los militares al enterarse, llamaron al orden al jurado y finalmente el premio fue para Braulio Arenas, escritor que celebró el golpe con sus versos.  Sabella murió sin recibirlo y sin siquiera poder entrar a la universidad que lo había nombrado doctor Honoris Causa, la del Norte.

Los encuentros los hacían sin dinero, sin fondos concursables ni organismos que los apoyaran. Aramburú recuerda que Salomón Cid les donó carne para la alimentación de los 35 escritores del más grande de los encuentros, que el IEP les prestó la cocina y sus instalaciones y que en casas de los escritores copiapinos alojaban a los invitados. Los pasajes generalmente los costeaba cada participante. Obtenían patrocinios, por ejemplo de la Universidad Técnica del Estado o después UDA, pero sin recursos asociados.

La sala de la cámara de comercio y el salón la del Liceo Comercial fueron los lugares donde desarrollaron las constantes actividades. Eran momentos en que un grupo folclórico generalmente abría, y luego leían sus trabajos. Actividades largas, normalmente duraban cerca de dos horas, en las que los y las poetas deseaban leer sus trabajos. Las antologías comenzaron a hacerlos ellos mismos, imprimían con un mimeógrafo y Danilo Octavio Bruna tenía la capacidad de encuadernar. Así sacaron “Canto de cobre y niebla” en1980, “El hombre y el paisaje atacameño” en 1985 y “Por norte la esperanza” en 1987.

En 1985, Eduardo Aramburú renunció a la SEA para dedicarse a luchar más frontalmente por la recuperación de la democracia en la AGECH, organismo paralelo al entonces designado Colegio de Profesores.

AGECH

La directiva de la AGECH esperaba una reunión con el Intendente. Eduardo, su presidente,  recuerda que el militar ingresó y sin decir palabra se paró delante de cada uno, mirándolos fijamente a los ojos durante varios segundos. El silencio se podía cortar en ese lugar adornado con muebles del siglo XIX. Después de unos interminables minutos los hicieron pasar y sentarse, los dirigentes le explicaron sus demandas al militar, los sueldos, por cierto, que eran ínfimos y los resultados de los indicadores en materia educacional que unánimemente ubicaban a la región en el último lugar del país. Le indicaron que los profesores necesitaban capacitarse para salir de esta pésima realidad a lo que, según recuerda este escritor, el militar les contestó:

Les voy a sugerir un asunto importante frente a lo que están planteando, ustedes están hablando que quieren capacitación, hay una forma muy eficaz que es la autocapacitación, y yo les sugiero que busquen ese camino.

Luego, el gobierno sacó un decreto en respuesta donde anunciaron que llevarían observadores externos a las aulas a revisar como los profesores estaban impartiendo las clases. LA AGECH lo consideró inaceptable y respondieron con una fuerte declaración pública, que fue publicada, por cierto, en el Diario Atacama. A los pocos días unos carabineros golpearon la puerta de Aramburú, diciéndole que el gobernador lo necesitaba inmediatamente en su oficina. Un momento de miedo y tensión, que recuerda por la dificultad que tuvo para responderles con un débil “sí”, con una voz de ultratumba.

Raúl Porcile, el gobernador, había sido siempre amable con él. Incluso Aramburú recordaba un acto político hecho en la plaza, a un año del día que encontraron los tres cuerpos degollados de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, donde manifestaron su repudio a este golpe, considerando además que Manuel Guerrero fue presidente de la Asociación Gremial de Educadores de Chile en la Región Metropolitana. Un acto rápido, en el que pusieron coronas y hablaron respecto a lo ocurrido sin sillas, micrófonos o alguna otra preparación. No llegaron policías. Pasó el Gobernador, se acercó a Aramburú y le preguntó de que era su actividad, él le respondió tranquilamente y no pasó a mayores. Pero esta vez, estaba furioso.

No sabe usted lo que me ha costado convencer al intendente que no los relegara a todos ustedes no sé a dónde. Yo lo conozco a usted y lo he defendido, pero esta va a ser la última vez -recuerda el escritor sobre un monólogo que duró bastantes minutos, pero que a él le devolvió la calma.

Después de todo, por mucho menos varios habían terminado relegados o exiliados, o peor aún, en manos de los organismos de inteligencia. Detrás de esa defensa estaba el respeto que este partidario de los militares le tenía a la profesión docente, ya que su madre se casó con Abraham Sepúlveda quien fue para Porcile su verdadero padre, un personaje impulsor y amante de la docencia y, además, de las artes y las letras.

No era fácil en esos tiempos. A unos días del asesinato de los degollados, la AGECH organizó una misa en conmemoración en la catedral de Copiapó, dirigida por el Obispo Fernando Ariztía. Leonor Núñez, Nora Montero, Ana María Torres eran algunas de las docentes que se preocupaban de poner crespones negros en las solapas de los numerosos hombres y mujeres que repletaron esa iglesia de piso negro y blanco, bancos de madera, construcción colonial del siglo XIX de tres naves amplias y con un sagrario de plata cincelada.

Todos eran rostros conocidos, exceptos unos hombres al fondo, de pelo sospechosamente corto para la época, traje formal y oscuro. Aramburú sintió que eran parte del aparato de inteligencia, varios lo comentaron en voz baja y pensó en lo valiente que eran esas colegas al verlas acercarse a esos sujetos sin vacilaciones, tomar sus chaquetas y clavarles el crespón negro sin mayores comentarios.

Nora Montero recuerda el momento:

—Organizamos una misa, se la pedimos a don Fernando Ariztía, acordamos hacer crespones negros para todos los asistentes, para darle algo más simbólico, hubo palabras en la misa, representantes de personas que participaban en ese tiempo en contra de la dictadura. Nosotros ubicábamos a los CNI, le pusimos los crespones a los cenachos, fue la Leo Núñez y otra compañera, la Blanca Pérez, que vivía en la población Los Sauces, profesora de la escuela Especial, ellas hicieron eso de ponerles los crespones, esa osadía fue ocurrencia de la Leo y la Ximena Cataldo. Nos costó bastante caro porque cuando salimos de misa estaba afuera Carabineros, se armó una trifulca, pero después logramos rearmarnos y hacer la velatón.

Los taxistas que tenían su paradero en la plaza, frente a la catedral, despejaron la zona, como varias otras veces, para que pudieran realizar la velatón. Luego de instalar las velas en el piso, comenzaron a dar una vuelta alrededor de la plaza, cuando Carabineros comenzó a dispersarlos.

—Tuvimos que entrarnos a la catedral. Don Fernando siempre tenía la gentileza de dejarla no sólo abierta si no que se quedaba una persona, para que luego que entrara la gente cerraban altiro la catedral e impedían el ingreso de carabineros. Después salíamos tranquilamente por otro lado, por la calle O’Higgins, después de un rato. Eso fue no sólo en esta actividad, siempre, don Fernando era muy preocupado de que en lo posible a uno no le pasara nada – recuerda Nora sobre esta actividad y de un modo de actuar en que la Iglesia Católica tuvo un rol protector.

La AGECH tenía personalidad jurídica, una sede donde se hacían peñas y actos culturales, y que servía también de lugar de reunión de muchas otras agrupaciones que comenzaban a conformarse con norte democrático. Las peñas eran importantes porque permitían que la gente se encontrara, profesores, estudiantes, apoderados y público en general. Varios artistas colaboraban con su participación.

Durante los años de existencia de esta agrupación, Aramburú fue su presidente “vitalicio”, ya que todos los años lo reelegían.

Esa participación culminó cuando ganaron las elecciones democráticas en el Colegio de Profesores, el año 1989, en una lista donde Aramburú, por cierto, no estaba. Todos esos años el escritor continuó siendo comunista, lo que no le impidió participar activamente en la campaña por el NO y posteriormente por las elecciones presidenciales y parlamentarias. Hasta que hubo una reunión del comando de profesores por Aylwin en la sede de la Democracia Cristiana y le ordenaron que se retirara, ya que le dijeron que él no podía estar en ese lugar. Ahí descubrió que no estaría ya con muchos de los que había trabajado por la democracia. Varias de sus compañeras de la AGECH sin militancia política pero activas en las actividades de resistencia no se sintieron bien recibidas en las nuevas organizaciones dirigidas por la concertación de partidos por la democracia.

Aramburú, un hombre comprometido con su época y con la esperanza de cambios en la sociedad, en los años 90 abandonó el PC para integrarse al PS.

 

DIRECTOR DE CULTURA

Ana Ponce es dramaturga, dio sus primeros pasos en este arte con la Agrupación Teatral Atenas originalmente de Tierra Amarilla, con un teatro que llama a la risa, lo que alternaba con modestos trabajos para ganarse la vida. Hasta que fue contratada para la producción de actividades culturales en el departamento de cultura que en ese entonces dependía de la Seremi de Educación, donde conoció a Eduardo Aramburú, quien estaba a cargo.

Una experiencia muy enriquecedora, más que un jefe fue un maestro para mí, muy luchador, un gran poeta, un buen amigo, capaz de dar muchos consejos sabios, me ayudó a tomar muchas buenas decisiones, me instó a estudiar, a enriquecer mi acervo cultural, me enseñó muchas cosas, un gran hombre en mi vida como jefatura y amigo.—¿Cuál fue tu primera impresión?
— Congeniamos  muy bien, desde el principio acogió mi trabajo, me apoyó y me dio la posibilidad de expandirme como persona, me instaba a que yo pudiera hacer las cosas a mi manera, pudiera tomar autoría, decisiones, sin estar siempre al alero de él como jefatura. A usar mi criterio, y eso me ha servido mucho.
—¿Qué dirías de su trato?
Me llamó mucho la atención el trato que tenía hacia los artistas, los gestores, los creadores, los artesanos y el amor que sentía por el acervo cultural de Copiapó, de la región. Un hombre con mucho arraigo. La calidez con que recibía a los artistas, y aún cuando había descontentos por cosas que pasan en los temas culturales él siempre tenía la palabra precisa para calmar los ánimos, para darle a esa persona el mejor consejo. Dentro de cualquier tema que se estuviera abordando, reunión, capacitación, era un conciliador y un hombre muy entendido en la materia cultural, tanto del arte como del patrimonio, conocía muy bien la región, los hitos de Copiapó, de las otras comunas, a los escritores, los artistas, quiénes eran y dónde estaban.
 
Una gestión destacada de esa época fueron los cabildos culturales, que con la participación de los artistas sentaron las bases de una nueva institucionalidad para este mundo.  Eran tiempos con escasos recursos para actividades culturales, donde la infraestructura también daba cuenta de esa precariedad, con dos pequeñas oficinas adosadas a un tremendo edificio donde funcionaba todo el resto del Ministerio de Educación en Atacama. Esas ínfimas dependencias las ocupaban primero Aramburú, Ana Ponce, un encargado administrativo y posteriormente la recién egresada periodista Sheyla Araya, al recientemente creado Consejo Regional de las Culturas y las Artes, en el año 2004.

Don Eduardo Aramburú fue el primer director de esa ex institución, haberlo tenido de primer jefe y de primer director una experiencia que yo creo nunca voy a olvidar. Nos tocó a un equipo muy pequeño implementar está institucionalidad cultural en la región, fue un desafío muy grande, ir a la descentralización del quehacer cultural, implementando acciones de fomento, desarrollo y además en cuanto contenido es decir las líneas programáticas que había que ejecutar o las particularidades propias de la región. Él los llevó con un sello súper particular, propio de su ser, ese profundo sentido reflexivo, muy propio de su mirada sobre la importancia de la cultura tanto en la vida de las personas, como a nivel de sociedad -recuerda con cariño Sheyla Araya, quien hasta la fecha ha continuado en esta entidad cultural, ahora Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Ella lo recuerda con una fuerza impresionante para recorrer las comunas de la Región, alejadas fácilmente cada una de ellas a dos horas de distancia de la capital regional, siempre vestido formalmente con pantalón de tela, camisa, chaqueta, en muchas oportunidades con una boina y radiante de felicidad el día que en el centro de la plaza de Copiapó, bajo su abundante sombra y la presencia de destacados artistas de toda la región y del Ministro de la cartera, presentaron la primera política regional de cultura.


 

Este perfil lo escribí como una especie de bonus track del proyecto para la Casa de la Memoria. Mi tarea era entrevistar a Eduardo Aramburú y pensé que nadie le había hecho un perfil, así que me di a la tarea y este es el resultado. La foto inicial es de "El orador ilustrado", las demás fueron producto del trabajo de recopilación de imágenes, la del encuentro fue cedida por Arturo Volantines, la de la SEA es del archivo de Gabriel Indey que cedió a la Casa de la Memoria. Las restantes son del propio escritor.